En tiempos en que hay superabundancia de sofisticaciones tecnológicas y elaboradas construcciones audiovisuales 3D, me dio gusto descubrir una animación sencilla e inteligente elaborada de forma que crea un pequeña constelación de movimientos que atrapa.
Michael Dudok de Wit trabaja con lo mínimo en esta obra: un punto y manchas de acuarela, a las que da vida con el movimiento en sincronía con una música barroca. Sin ser especialmente amante de lo abstracto, debo admitir que esta obra abstracta me cautivó, porque mantiene el interés, evoluciona y cierra magistralmente. Ojala los pueda atrapar también.
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