
"Akaki Akakievich pensaba, pensaba, y finalmente llegó a la conclusión de que era preciso reducir los gastos ordinarios por lo menos durante un año, o sea dejar de tomar té todas las noches, no encender la vela por la noche, y si tenía que copiar algo, ir a la habitación de la patrona para trabajar a la luz de su vela. También sería preciso al andar por la calle pisar lo más suavemente posible las piedras y baldosas e incluso hasta ir casi de puntillas para no gastar demasiado rápidamente las suelas..."
Akaki es el protagonista de "El Capote", cuento de N. Gogol (1842) que de la forma más sencilla pero contundente que podamos imaginar, nos habla de la belleza y la fragilidad de los sueños o de la vida misma... Es imposible no conmoverse con el Akaki maravilloso que la compañia "Milagros" cosntruyó para esta versión con muñecos. Un personaje entrañable en su ingenuidad, "insignificante" que a partir de su cambio de capote vive la vida de una forma en que no conocía.
La puesta en escena es muy bella, principalmente por la construcción del personaje principal, que resulta un fiel retrato del Akaki que Gogol describe en el texto; con sus ropas, sus movimientos y voz , el muñeco conmueve y apela a la intimidad de los espectadores. Es interesante también la diversidad de formatos que la compañía integra y usa para dar diversos tonos a la obra: la interpretación de la fiesta a través de un teatro giratorio donde los personajes son figuras de papel, está super lograda, impresiona y entretiene; junto con ello, las animaciones en blanco y negro usadas para marcar ciertas transiciones son también un aporte.
Un trabajo de mucha dedicación que vale la pena ver.
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